Pyongyang es la joya del régimen de Corea del Norte, construida durante la segunda mitaddel siglo XX. Reducida a cenizas durante la Guerra de Corea, renació en un abrir y cerrar de ojos conánimo de convertirse en el majestuoso escaparate de la Corea socialista. Su atmósfera triunfal, suescala sobrehumana, sus espectaculares palacios y monumentos intentan tapar las carencias de unpaís en permanente competencia con Corea del Sur. La rivalidad entre hermanos coreanos actuó amenudo de acicate para seguir embelleciendo, al precio que fuese, la "capital de la revolución", si bienpara la inmensa mayoría de la sociedad norcoreana se trataba de una competición a ciegas, puestoque, debido al apagón informativo decretado en el norte, era imposible conocer lo que se estabaconstruyendo en la mitad meridional de la península.Esta esplendorosa teatralidad arquitectónica chirría dramáticamente al lado de las penuriaspadecidas en los años noventa, pero guste o no guste ésa es la herencia de la revolución artísticallevada a cabo en las décadas precedentes. Desde la llegada al poder de Kim Il Sung, en 1945, laconstrucción norcoreana vivió diversos altibajos. Tras un arranque lento, con apenas un puñado denuevos edificios relevantes, llegó la destrucción total entre 1950 y 1953. En los años posteriores alconflicto armado, Corea del Norte protagonizó un pasmoso acelerón reconstructivo que culminó con laEdad de Oro.Pese a los alarmantes síntomas de estancamiento económico, la etapa que abarca de 1970 a1989 fue la más prolífica. El gigantismo arquitectónico alcanzó su cénit. Esta época dorada coincidiócon tres factores clave. Fue entonces cuando Kim Il Sung puso a su hijo a fiscalizar la producciónartística. Las artes pasaron a ser más que nunca una poderosa arma de adoctrinamiento masivo.También a partir de esos años la glorificación de Kim Il Sung rebasó todos los límites imaginables. Ensu honor fueron levantadas innumerables obras. Además, fue tras la reforma constitucional de 1972cuando Seúl quedó definitivamente descartada como capital de un hipotético Estado unificado. Lacapitalidad de Pyongyang dejó definitivamente de ser provisional y se consideró urgente acicalarla lomejor posible.La historia de la creación arquitectónica en Corea del Norte tiene un denominador común muyclaro: la aplastante subordinación del arte a los intereses de la política. La idea Juche establece unoscorsés ideológicos de los cuales es difícil desembarazarse si uno quiere hacer carrera. De unarquitecto no se esperan diseños exóticos ni inventos disparatados. Simplemente se le pide, se leexige, que se ciña a las pautas estilísticas validadas por el Partido o por el mismo Líder, que es elencargado de definir cuáles son los cánones formales ideológicamente "sanos".